En la vida real y, sobre todo, en las ficticias, elegir es una constante. Son las decisiones del protagonista - sea de una forma u otra, el que elige siempre es protagonista – las que llevan la historia en la dirección que se seguirá desde ese instante. ¿Buenas, regulares, malas? Esta parte es la más difícil de definir, porque al elegir, dejas fuera de la historia las consecuencias de la(s) opción(es) no elegida(s), con lo cual, nunca tienes la completa seguridad de haber elegido bien. Pero no se trata de eso. Son estas decisiones lo que hace avanzar la vida, es lo que te lleva a no quedarte quieto, a seguir viviendo. Por ello es esto lo que provoca esa angustiosa sensación de eterna precariedad que nos invade.
Distintas opciones para logotipo (2010). La decisión de los clientes coincidió con la inicial mía. No siempre suele ocurrir. En un próximo post, sus aplicaciones al diseño gráfico con lo que conoceréis la elección final.
A la vida real i, sobre tot, a les fictícies, elegir és una constant. Son les decisions del protagonista – siga d’una o altra forma, el que tria sempre és protagonista – les que porten la història en la direcció que es seguirà des d’este instant. Bones, regulars, dolentes? Esta part és la més difícil de definir, perquè al elegir, deixes fora de la història les conseqüències de la(les) opció(ns) no triada(es), amb el que mai tens la completa seguretat d’haver triat be. Però no es tracta d’això. Son estes decisions les que fan avançar la vida, és el que et porta a no quedar-te quiet, a seguir vivint. Per allò és açò el que provoca eixa agoniosa sensació d’eterna precarietat que ens envaeix.
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